APLACAR SÍNTOMAS, ATACAR LA ENFERMEDAD

23 Oct
Nigel Maudsley

                              Nigel Maudsley

Queda claro que me perdí aquel capítulo de «Érase una vez el hombre», en el que esos bichos malos que tenemos en nuestro organismo eran atacados hasta ser vencidos. Por los buenos, claros, nuestros anticuerpos, nuestras vacunas, los que fueran. ¿O se me ha quedado anclado en la memoria y sí que lo vi?

Queda claro que en esto de las enfermedades mentales, no conviene saber los mecanismos neurológicos y bioquímicos de dichas enfermedades -por lo que leo- y sí se estudia concienzudamente los síntomas de las mismas: hay algo que no me encaja.

Voy a poner un ejemplo. Cago sangre y me duele el abdomen a más no poder. Voy al médico. Me hacen más pruebas: tengo cáncer. Me tratan el cáncer, claro. No el síntoma, que cago sangre. Podría poner más ejemplos. Desde un dolor de garganta hasta unas fiebres.

¿Qué pasa con las enfermedades mentales? ¿Que los psiquiatras son tan incomprendidos que, en todos estos años, sólo han ganado dos premios Nobel de medicina y mejor olvidamos por qué razones? ¿Que no hay medios económicos, cuando dichas enfermedades mentales son una epidemia de los más lucrativa?

Quizás debiera empezar a admitir, 23 años después, que el negocio está precisamente ahí, en tratar síntomas porque se desconocen las causas y los mecanismos de las enfermedades. Porque no interesa.

Cerveza y Valproato

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